lunes, 16 de febrero de 2009

La primera vez de Richard

Hoy llegó Richard.
Richard es de Inglaterra. Desde mañana va a enseñar inglés en Tongling Xueyuan.
Desembarcó en Tongling después de 1 día de viaje. Aquí lo esperaba una increíble cena llena de comida, de jefes ,de brindis, de baijiu, ese famoso licor.
Cuando llegó, fui la primera a la que saludó: “You are Stella, right?”
Como siempre, los jefes dispusieron donde se sentaría cada uno. Nos sentaron en lados opuestos de la mesa, así que no pudimos conversar.
Pero cada tanto, en medio de toda la locura que es una de estas cenas de bienvenida, Richard me echaba unas miradas que decían muy claramente “¿Qué es esto?”
Yo estaba ya mucho más relajada que aquella noche del 17 de Septiembre cuando me tocó estar en su lugar.
Esta noche, me la pasé haciendo chistes con mi amiga Jin Jin sobre la comida, hablando con las personas que estaban a mi alrededor, y comí muchísimo más que en aquella primera cena.
De vez en cuando lo miraba a Richard. “No te preocupes, en un rato te van a dejar dormir. No te preocupes, te sentís bastante perdido al principio, pero después pasa”, quería decirle.

No pude evitar acordarme de mi primer día, cuando yo, a pesar de haberme sentido tan feliz, ansiosa, estaba exhausta y lo único que quería era irme a dormir.
Me acordé de todos los brindis, de las risas, de que no entendía absolutamente nada.
Me acordé de mi disgusto cuando todavía, a las 9 de la noche había gente en mi casa haciendo quien sabe que cosa.
ME acordé de la primera noche, cuando no sabía donde poner mi cuerpo, cuando me encontré sola en el medio de esta casa extraña.
Me acordé de mi primera mañana en Tongling, cuando me vinieron a buscar y me llevaron como a una niña analfabeta para todos lados.
Me acordé de cómo lloré esa mañana, porque pensé que me había equivocado, cuando me preguntaba “ ¿Qué estoy haciendo acá?”

Todo eso pensaba hoy durante la cena interminable, en la que todos, menos Richard, nos reímos mucho.
Todo eso pensaba hoy, cuando íbamos en el auto hasta el nuevo hogar de Richard.
Todo eso pensaba hoy, cuando siendo las 21,30 todavía estábamos todos en su casa, controlando que todo estuviera bien, que no le faltara nada.

Le di a Richard mi número de teléfono. Me preguntó si podíamos cenar juntos mañana. “Tengo un millón de preguntas para hacerte”.
Yo encantada, le dije que sí, que por supuesto. Se lo dije pensando, que ese primer día en Tongling, hubiera dado cualquier cosa por encontrar a alguien a quien decirle “ ¿Cenamos juntos mañana? ¿Me podés explicar cómo es esto? “ ¿Me podés explicar todo? Desde que bajé del avión no entiendo nada!”

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