miércoles, 22 de octubre de 2008

Nie Ling Zhi

Me regala alguna palabra todos los días.
Cada vez que viene a mi casa trae una gran sonrisa puesta en la cara y algo para comer.
Trae también sus ganas de aprender español y de enseñarme chino.
Es alegre y fresca.
Cada mensaje que me escribe está lleno de un afecto sincero.
El español que ella habla es dulce. Nunca entiende porque me sonrío tanto cuando hablamos. Es que habla despacito, suavecito, mirándome fijamente a los ojos como diciendo “Es así? Estoy pronunciando bien?”
Está enamorada del español y le encanta hablarlo conmigo.
“Veo que te gusta mucho reír,” me dice siempre, riéndose ella más que yo.
Le gusta compartir la cena conmigo. Son muchas las cenas que ya devoramos juntas.
Ella dice que aunque hace muy poco que nos conocemos, piensa y siente que soy su mejor amiga.
Y a pesar de que yo no puedo decirle lo mismo, si puedo decir que gracias a ella, a su compañía, a sus sonrisas y a sus dulcecitos , mis días acá son alegres, dulces y brillantes como ella. Y eso es algo que me hace querer a este lugar como si fuera mi casa.













2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta que hayas encontrado alguien con quien compartir largos ratos y con quien debes estar aprendiendo mucho, mandale un beso de mi parte. besos ana y flia

Juan Rizomante dijo...

Ves, Telita. Hablabas de tantas diferencias culturales, que las hay sin duda, pero al final los humanos somos seres "conmovibles" desde las "pequeñas" cosas, como el cariño y la devoción por hacer que la otra persona pueda estar BIEN. Entonces, de alguna manera, ella es parte de un hogar tuyo en Tongling... al final es complicado esto de andar disfrutando y aquerenciandose con los lugares... habrá que llevarlos bien adentro de uno, en la memoria de nuestras emociones.
Besooo