El novio llega tempranito a la casa de los padres de la futura esposa.
Llama a la puerta.
No hay respuesta.
Llama otra vez.
Llama a la puerta.
No hay respuesta.
Llama otra vez.
Nadie contesta.
Insiste.
No hay señales del otro lado.
Entonces decide utilizar un medio más persuasivo. Por debajo de la puerta, pasa un sobre con dinero.
Como por arte de magia, la puerta se abre.
Están los padres. Ella no aparece.
Los padres no saben donde está, dicen.
El insiste.
Ellos no sueltan prenda.
El persiste en su reclamo.
Ellos persisten en su negativa.
“Si funcionó la primera vez, por que no una segunda?”, se pregunta él, mientras saca otro sobrecito con dinero que entrega a los padres.
Ahora sí , ahora sí se acuerdan de que su querida hija andaba por ahí.
La llaman.
Ella aparece. Hermosa, con su vestido de novia.
Pero sin zapatos. Y no puede irse sin sus zapatos. El tiene que encontrarlos si se la quiere llevar.
Después de mucho buscar encuentra uno. Minutos más tarde, con la ayuda de una amiga, encuentra el otro.
La novia está lista para dejar la casa.
Antes de partir, la madre le ofrece comida al novio como símbolo de amistad. Porque estos padres acaban de entregar a su hija a los padres del novio. De ahora en adelante ella, pasa a ser parte de su familia.
Pasada toda esta dramatización, que termina cerca del mediodía , la pareja se va a visitar a los padres del novio. Después, a ver a los amigos más cercanos. Más tarde recorren lugares bonitos para tomar unas bonitas fotos.
Y finalmente, cerca de las 19,00 hs.empieza la cena con los invitados.
Comen. Charlan. Brindan. Al cabo de 2 horas, todos están listos para irse a sus casas.
Y entonces sí , después de un día completo de partidas, llegadas, encuentros y comida, los dos están listos, para vivir felices y comer perdices, digamos, durante algún tiempito.
Insiste.
No hay señales del otro lado.
Entonces decide utilizar un medio más persuasivo. Por debajo de la puerta, pasa un sobre con dinero.
Como por arte de magia, la puerta se abre.
Están los padres. Ella no aparece.
Los padres no saben donde está, dicen.
El insiste.
Ellos no sueltan prenda.
El persiste en su reclamo.
Ellos persisten en su negativa.
“Si funcionó la primera vez, por que no una segunda?”, se pregunta él, mientras saca otro sobrecito con dinero que entrega a los padres.
Ahora sí , ahora sí se acuerdan de que su querida hija andaba por ahí.
La llaman.
Ella aparece. Hermosa, con su vestido de novia.
Pero sin zapatos. Y no puede irse sin sus zapatos. El tiene que encontrarlos si se la quiere llevar.
Después de mucho buscar encuentra uno. Minutos más tarde, con la ayuda de una amiga, encuentra el otro.
La novia está lista para dejar la casa.
Antes de partir, la madre le ofrece comida al novio como símbolo de amistad. Porque estos padres acaban de entregar a su hija a los padres del novio. De ahora en adelante ella, pasa a ser parte de su familia.
Pasada toda esta dramatización, que termina cerca del mediodía , la pareja se va a visitar a los padres del novio. Después, a ver a los amigos más cercanos. Más tarde recorren lugares bonitos para tomar unas bonitas fotos.
Y finalmente, cerca de las 19,00 hs.empieza la cena con los invitados.
Comen. Charlan. Brindan. Al cabo de 2 horas, todos están listos para irse a sus casas.
Y entonces sí , después de un día completo de partidas, llegadas, encuentros y comida, los dos están listos, para vivir felices y comer perdices, digamos, durante algún tiempito.
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